CRÍTICA SOCIAL

La mayoría de adolescentes y jóvenes de nuestro país acostumbran a salir de fiesta los fines de semana. Se trata de una práctica común y aceptada dentro de nuestra sociedad. Debido a esto son muchos los tipos de ofertas y ambientes que podemos encontrar por la ciudad, desde bares, pubs a discotecas. Salir de fiesta se ha convertido en un rito social más, ya que una gran parte de los jóvenes afirman llevar a cabo muchas de sus relaciones sociales mediante esta forma, la fiesta.

Salir de fiesta en sí no conlleva ningún peligro ni es algo perjudicial, siempre que la persona sea responsable y madura. El hecho de embriagarse de vez en cuando no es algo malo, ya que supone una manera fácil y rápida de apartarse por un momento de los problemas y trabajos cotidianos, así como pasar un rato feliz con tus amigos, pareja, etc. 

El problema surge como digo cuando la persona que sale a beber y disfrutar de la noche no está preparada, o no es lo suficiente madura. En estos casos las noches suelen terminar mal, normalmente porque la persona en cuestión, abusando sin ser consciente de sus límites, acaba en mal estado o incluso en Urgencias. Esto puede pasar a cualquier persona y a cualquier edad, pero normalmente es mucho más fácil que ocurra y econtrar caso como estos en personas jóvenes, que incluso no han llegado ni a la mayoría de edad.

En mi opinión, en la vida hay tiempo para todo, y cada etapa tiene sus cosas buenas y malas. Actualmente debido a los estereotipos sociales los niños pretenden madurar, o por lo menos aparentarlo, lo más rápido posible. Una de las formas de hacerlo es copiar o realizar las mismas actividades de quellos que son más mayores. Esto les lleva a copiar conductas cómo salir de fiesta. La pena de todo esto es que niños que deberían de estar jugando en un parque, o haciendo deporte, leyendo o disfrutando de su tiempo con cualquier actividad donde pueda desarrollarse, decida dedicar su tiempo a copiar conductas de sus mayores para así ponerse a su mismo nivel.